Valeria Cervero

 

Si la belleza es una forma de resistir, la osadía 
de salirse del plan oscuro de los pocos, 
veremos las marcas de su persistencia en cada esquirla,
cada pacto para producir la dicha, el espesor
de la mirada sobre las partes, los pequeños
detalles de lo otro, las cúspides, los talones invisibles,
el paño húmedo sobre la frente cuando
ya no hay fiebre que pueda quebrar la realidad
de los mandados y las penas a secas. 
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Sí, la belleza es, o bien puede ser, esa forma de resistir y esa osadía. Bien puede actuar así en nuestras vidas y ante esa realidad, hecha de mandados y penas a secas. Poesía que da que pensar, iluminando y a la vez instalando algo. Todo tan bien dicho, tan cuidadosa y exactamente dicho: un pensamiento que se permite y se exige una alta lucidez va, en busca de la continuidad de su propio movimiento explorador, haciendo que se concreten sucesivas revelaciones (pequeños hallazgos que de algún modo dan alguna clave del existir), a través del encuentro --nada ostentoso, sí responsable-- con las justas palabras, por sonido y sentido, con las que uno se encuentea. Y aun así, lo que tiene para transmitir el poema de Valeria Cervero no se agota: uno debe volver, no para encontrar algo distinto sino por los matices de sentido disponibles casi infinitamente a ser desentrañados por el pensamiento y la imaginación.