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Jack Kerouac

 

Los pájaros grises del Amanecer
Anuncian Ángeles colocados
con la espalda Rota
De tener sexo toda la noche
Con Maricas de
San Remo Intensos
—Y Ansiosos de aprender
La última Avidez
Literaria. Llegaron
entre Trinos para Imaginarse
el Horror, Enseñárselo
—Al Millonario en
—el Pelo del Ferrocarril

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No creía estar publicando poemas Jack Kerouac cuando apareció en 1957 Book of Sketches, es decir Libro de bocetos ("como demostración de que los esbozos no sólo son versos sino sólo lo que son", dice alguien, supongo que Eduardo Iriarte Goñi), en esta página de Buenos Aires Poetry. Eran esbozos (escritos en cuadernos, servilletas, etc.) que había ido tomando en sus viajes entre el verano de 1952 y finales de 1954. Algún motivo habrá tenido para publicarlos, tal vez la sospecha de que, de algún incalculable modo, sí hay poesía en esas líneas resueltas y nada solemnes, que algo de la fuerza o de la soltura del apunte puede ser, para quien se permite de veras leerlo (esto es, abrirse a la experiencia del encuentro con lo que en esas palabras está), fuente de placer poético. Si este tiene que ver con la extrañeza, la salida de lo muy conocido y previsible, la fluencia, un desconcierto que no bloquea nada sino reverbera como incitación, el disfrute en la percepción de la materialidad de los significantes y de la singularidad de cada uno en su danza con los demás, una felicidad de que la palabra juegue de veras a existir, nunca domesticada, atenta a su propia gracia y a su propia consistencia. No diría jamás, porque no lo sé, que fue algo así lo que pensó Kerouac: es lo que encontré al leerlo. Muy viva esta escritura. Sobre todo muy viva.

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