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Ryszard Krynicki

 

Secretamente, discretamente,
levanto del camino
a mi hermano mayor,
el caracol,
para que nadie lo pise.

Mayor que yo un millón de años, más o menos.
Hermano en la incierta existencia.
Ambos parecidos en el no saber
para qué fuimos creados.
Ambos parecidos porque escribimos preguntas mudas,
cada cual con su más íntimo alfabeto:

sudor asustado, esperma, moco.

 

Trad.:Adam Gai
.....
Me habría gustado tanto, tanto, haber escrito este poema de Ryszard Krynicki. Digo: me habría gustado tanto ser capaz de escribir un poema así. Años, décadas, buena parte de la vida tratando de ser revelador y suscitador de verdades por medio de la más absoluta sencillez, como quien no quiere la cosa: precisión, humor, una ternura y un leve escepticismo tácitos, ninguna pose de "poeta" o "intelectual" y nada, absolutamente nada, de banalidad o aceptación conformista de "lo que hay" (¿"sabiduría" sería la palabra?). Una poesía que se niegue a parecer "poética" y que lo sea radicalmente, si por "poético" se entiende extrañeza, complejidad, irreductibilidad, reverberación de sentido, placer estético, estremecimiento del alma. Y no, no hay caso: no me fue dada una serenidad tan asentada como la de este polaco genial, ni la disponibilidad mental ni la capacidad de observación necesaria, nada que hacer con esta compulsión a la reflexión teórica, al puro juego de ideas. Uno no tiene otra que escribir con ese instrumento que es uno mismo, el único que tiene, pero aun en ese caso, haciendo lo que se puede, algo de esa utopía creo que sigue alentando en el fondo y de alguna manera contrabalancea al adicto a complicar todo que uno es, al incapaz de parar un rato a dejar que la escritura se concrete de por sí. Y hablando del poema: qué bueno ser capaz de hacerse cargo de lo que uno tiene en común con el caracol, qué carga de pelotudez uno siente que se le evapora cuando lo consigue advertir.
(gracias, Adam Gai por su versión al castellano de la traducción de Clare Cavanagh al inglés)

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