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Charles Bukowski

​

Pájaro azul

 

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy demasiado duro para él,
le digo, quédate ahí dentro, no voy a
permitir que nadie te
vea.
.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo lo ahogo con whisky y
humo de cigarrillo,
y las prostitutas y los bármanes
y los cajeros de los supermercados
nunca se dan cuenta de que
está
ahí dentro.
.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy demasiado duro para él,
le digo,
quédate abajo, ¿quieres meterme en
líos?
¿quieres arruinarlo
todo?
¿quieres que se hundan las ventas de mis libros en
Europa?
.
hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo lo dejo salir
a veces por la noche
cuando todos duermen.
Le digo, yo sé que estás ahí,
así que no te pongas
triste.
.
luego lo vuelvo a meter,
pero él canta un poquito
ahí dentro, no lo he dejado
morir del todo
y dormimos juntos de esa
manera
con nuestro
pacto secreto
y es suficientemente tierno como
para hacer que un hombre
llore, pero yo no
lloro, ¿tú
sí?

​

Con su sencillez y llaneza, con su tono de espontaneidad y cercanía, lo que me gusta en el poemita de Bukowski es que pone a la vista una verdad de modo de que algo en la vida de uno de cada día se despeje, como quien se desenajena aunque sea un poco o se permite ser menos tonto. Y la sensibilidad que pone en juego o despierta al ir diciéndolo, al borde mismo de la ternura pero sin tocarla. Esa manera de relacionarse con la ternura que a veces tienen los tipos duros, una ternura, por eso mismo, aun más viva y consistente. 

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