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Alberto Cisnero

 

28-
 

hablaremos solos. es una discreta forma
de hablar con o entre dos. o dios. en nuestra
comarca abundan los léidos. conviene terciar
con palabritas ufanas. por mandato médico
evito la papa pisada. al igual que los acápites.
citas a montones. pero sin bastardillas,
por favor. la vanagloria del orfelinato
queda bien en las solapas. y por algo
las solapas se pliegan. nada más
que esto por ahora. una cuestión
de principios.

 

85-


intentás contar los puntitos, la noche
estrellada. pero siempre perdés la cuenta.
tal vez tengan algo para vos. un montón
de arena y mucho cielo azul. aunque el brillo
no resista más y caiga hacia adentro
como si estuviera lleno de piedras.
te escribo porque no estás
sola en el mundo.

 

102-


sé hacer pocas cosas pero sé guardar
el debido silencio. satán me quiere
como soy. en un día cualquiera perdí
todas las batallas. fueron contiendas que elegí.
para seguir imaginando cosas que tal vez
iba a leerte, el desenlace con la palabra
exacta. yo, un buen poeta de tercer orden,
un hombre que nunca fue identificado,
tres de los calmantes en el sistema.

​

Otro orden del lenguaje, otro modo de hacer que lo que tiene que llegar a la palabra emerja, a través del montaje de decires de diversa procedencia discursiva, valorizados en su materialidad significante y en su relación con lo vivido. “Viva” es un adjetivo que le viene muy bien a la poesía de Alberto Cisnero: respira, se mueve, late, avanza, es irrevocablemente presente, no hay caracterización ni descripción ni explicación que la contengan, se abre paso y nos deja con la sensación fuerte de haber vivido algo, de que algo se nos movió en el alma, sin poder decir con total seguridad qué es. Lo que del pensamiento, la conciencia y el ánimo va moviéndose de frase en frase, musitado, lúcido, tan reflexivo como emotivo (pero nunca vehemente), removiendo lo que en la imagen de "la realidad se da por sentado, a través de la selección y el ensamble. El criterio para esas operaciones, selección y ensamble, parece ser: poner en escena las realidades verbales que vibren por lo que, en lo dicho, se dice sin decirlo.

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