Jorge Riechmann
Desaparecen las eras
y se construyen chalés adosados
desaparecen los ríos
y se construyen autopistas
desaparecen los hombres y mujeres
y da miedo mirar oler decir
lo que están construyendo.
***
En países donde no hay televisión
hay escuadrones de la muerte
Donde hay televisión
suele bastar con el fútbol
el body-building
y los programas-concurso
Pero si no basta el fútbol
siempre pueden volver como último recurso
los escuadrones de la muerte
incluso en los países donde hay televisión.
***
El bien ya no es lo que era
el mal ya no es lo que era
la identidad ya no es lo que era
la alteridad ya no es lo que era
la modernidad ya no es lo que era
la posmodernidad nunca fue lo que era
el sujeto ya no es lo que era
el objeto deja mucho que desear
la ciencia ya no es lo que era
el mito de ninguna manera es lo que era
la verdad ya no es lo que era
y la ficción para qué contarles
el capitalismo
caníbal
sigue siendo
lo que era.
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Lucidez: es lo que más me impresiona o más valoro de lo mucho que valoro en la poesía de Jorge Riechmann. Ojos abiertos sin coartadas ni encuadres explicatorios, un hacerse cargo de lo que se planta y se mueve ahí, en el mundo en que concretamente estamos, que es un mundo político-social, en el que nuestro destino está en juego. Dar cuenta de lo que está ahí, ponerlo a la vista, sin subrayados ni comentarios, para que el pensamiento se ponga a llevar a cabo su trabajo, no sin que cierto dejo irónico subyacente anime la lectura y todo organizado por un arte de la precisión y la justeza. La imposible síntesis, se me ocurre, de René Char y Bertolt Brecht, tal vez las dos obras por las que más Riechmann se siente iluminado.