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Juan Gelman

 

El juego en que andamos
.
Si me dieran a elegir, yo eligiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.

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Si me dieran a elegir, yo eligiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

​

Si me dieran a elegir, yo eligiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

​

Aquí pasa, señores,que me juego la muerte.

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"Esta salud de saber que estamos muy enfermos": cada tanto me vuelve la frase, cuando a uno le hace falta ubicarse ante las situaciones que le tocan. ¿De qué modo hacerse cargo, sinó, en serio, de lo que es "salud", saliéndose de cualquier comodidad necia? No es este el Gelman que hoy más "me vuela la cabeza" --el de Citas y comentarios, el de Salarios del impío, el de Mundar-- sinó el que, a los veintipico, me cambió de cuajo la relación con la poesía, y también, a través de eso, la vida. No vuelvo, sin embargo, como quien vuelve a un lugar querido o añorado, cuando vuelvo a poemas como El juego en que andamos: entro a una realidad de palabras vivas, que siempre me dan algo a descubrir, como quien necesita, una y otra vez, interrogarse o replantearse qué es estar en el mundo. "Dicha de andar tan infelices", "inocencia de no ser un inocente", "pureza en que ando por impuro": si tengo que elegir, Juan, sigo eligiendo todo eso.

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